#Concriterio, valor institucional FEC del curso 22-23

Un año más, en esta ocasión después del curso pasado marcado por el retorno a una cierta normalidad, y tras un verano en el que…

hemos repuesto fuerzas y disfrutado de todo lo sembrado, ¡volvemos con renovada ilusión y con el deseo de seguir haciendo escuela y educando personas!

Iniciamos un nuevo curso en el que, al igual que los años anteriores, cobrará protagonismo uno de los valores institucionales de FEC, que será nuestra guía para evangelizar, educar, dirigir, innovar, acompañar, trabajar y celebrar juntos.

Así, durante el curso 2022-23, y bajo el lema #CONCRITERIO, trabajaremos en torno al valor del SENTIDO CRÍTICO, un valor que se antoja más que necesario después de todo lo vivido estos años anteriores y estando la situación global tal y como está.

Estamos asistiendo a una transformación absoluta de modelos en todos los ámbitos. Y en ella es evidente que es esencial tener principios (razones) y referentes, porque si no es demasiado fácil caer en el relativismo, en los extremos, en el pensamiento débil reinante, en una falta de criterios que deja atónito a cualquiera y en unos mantras que se escuchan por doquier, en boca de muchos: “Es lo que hay”, “yo soy así”, “si no te gusta…”, “yo paso, total…”, “quién eres tú para decirme a mí lo que está bien y lo que está mal”, “yo tengo mis derechos…”, “hablemos de lo mío, a mí lo de los demás no me importa”, “yo no amenazo, ejecuto”, “es mejor no decir lo que piensas”, “yo tengo mi verdad”… un sinfín de “excusas” convertidas en pautas de actuación, alejadas de todo pensamiento crítico, totalmente ajenas al sentido crítico que pasa por el corazón lo que se piensa y, por supuesto, fundamentadas en la gran mayoría de los casos en un individualismo y una superficialidad que estremecen y dan vértigo.

Necesitamos, como nunca, hablar, leer, formarnos y practicar el sentido y el pensamiento crítico. No todo da igual. No todo vale lo mismo. No todo está en el mismo plano. No todo es asumible. No todo cuanto hacemos está bien. No todo cuanto hacemos está mal. No todo cuando decidimos es fruto de un adecuado discernimiento. No todo lo que no decidimos responde a la imposibilidad de tomar decisiones. No todo lo que nos llega diariamente he de creerlo sin más. Necesitamos criterios objetivos.

Necesitamos razones de fe y esperanza para poder ser lo que cada uno estamos llamados a ser en medio de este bombardeo constante de publicidades casi siempre engañosas o que ocultan la mitad de la verdad, de mensajes luminosos que nos embelesan, de slogans llamativos que nos atrapan, de ofertas de felicidades baratas y de supervidas importantes en teoría a disposición de todos… Necesitamos y queremos trabajar nuestro sentido crítico, no para sospechar de todo sino para caminar en verdad y en todo lo que podamos ser hombres y mujeres de palabra, íntegros y comprometidos.

Este nuevo curso nos ofrece la posibilidad de revisar en profundidad cómo andamos de criterios, cómo afrontamos las cuestiones que requieren decisión, cómo discernimos qué es lo que en cada momento queremos y necesitamos, cómo y dónde buscamos la felicidad, dónde hundimos nuestras raíces y quién o en qué nos fundamentamos.

Ojalá el trabajo en torno al valor del sentido crítico nos haga crecer, nos haga madurar y nos ayude para poder acompañar a nuestro alumnado y a las familias y, en todo, elijamos lo mejor, lo más bello y lo más justo. Con esa intención trabajaremos este curso de la mano de Jesús de Nazaret y de sus modos de proceder.

Una definición de sentido crítico

Actitud global que nos mueve a buscar la verdad yendo más allá de las apariencias y a adquirir destrezas de pensamiento crítico (lo que implica análisis, discernimiento y decisión), a cuestionar informaciones, opiniones y situaciones que nos hace ser personas abiertas, íntegras, integradas e integradoras y a desarrollar conductas humanizadoras y a tomar decisiones fundamentadas y libres (lo que implica trabajar trasversalmente los valores, la observación, el dialogo, el conocimiento, estimular el deseo de aprender, de promover la curiosidad y de conocer testigos), y todo ello al estilo de Jesús y de los suyos, examinándolo todo cuidadosamente para quedarnos con lo bueno.